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Sensibilidades fronterizas Parte II

Sensibilidades fronterizas y tiempos difíciles - "Quien siembra vientos cosecha tempestades". *

Las cosas se desmoronan, el centro no puede sostenerse...
Los mejores carecen de toda convicción,
mientras que los peores están llenos de intensidad apasionada

William Butler Yeates

Sin control, la intolerancia acaba marginando la libertad de pensamiento. La prohibición de libros, la prohibición de hablar de la raza en la historia de Estados Unidos, el castigo y el ostracismo de los que no se ajustan estrictamente a las formas de pensamiento "aprobadas" reflejan, en cierta medida, puntos de vista intolerantes. Y así, parece que hemos entrado en una nueva temporada aquí en el Fuerte, reflejando estas y otras posiciones dogmáticas abrazadas en extremos opuestos del espectro político.

Recientemente hemos sido testigos de ello en las elecciones primarias de todo el condado, en las que la difamación, las falsedades y la apelación a las bajas pasiones en pos de la pura ortodoxia del partido triunfaron sobre el discurso razonado. Lo que más importaba era demostrar ser un "verdadero" miembro del partido y promover los intereses propios, facciosos y estrechos, de un partido por encima del bien público más amplio. O eso parecía.

A menudo presentadas como propias de unos pocos "extremistas", las opiniones intolerantes de las que fuimos testigos pueden reflejar algo más y menos benigno. La voz de los amplios intereses públicos fue rotundamente acallada por quienes propugnaban la intolerancia, los prejuicios, el miedo, el resentimiento y el mezquino interés propio. El centro -el terreno donde reside el bien común- fue apartado por estas "opiniones extremistas". Antes reservado al partido contrario, el vitriolo se volvió hacia dentro, y los "extremistas" definen ahora el centro, un centro que no puede sostenerse.

Al igual que otras elecciones pasadas, el resultado de estas elecciones sugiere que la intolerancia en nuestra comunidad puede no estar tan confinada a unos pocos extremistas como nos gustaría pensar. Y también puede indicar que hemos entrado en una nueva temporada de intolerancia aquí en el Fuerte, donde tales opiniones son habituales, apoyadas y abiertamente aceptadas.

Esa estrechez de miras es contraria a nuestras sensibilidades y valores fronterizos, que se reflejan en la libertad de pensamiento, el fomento del respeto mutuo, la búsqueda del compromiso y la construcción de puentes de entendimiento más allá de las fronteras ideológicas. Aquí, en estas tierras fronterizas -el espacio donde a menudo se han encontrado y enfrentado ideologías divergentes-, esas sensibilidades y valores nos han permitido resolver grandes diferencias, superar tiempos difíciles y forjar una ciudad próspera y acogedora. Nuestras sensibilidades y valores fronterizos nos obligan ahora a rechazar a quienes propugnan la intolerancia, el resentimiento y el miedo, y a crear en su lugar un espacio en el que se escuchen todas las voces y el bien común triunfe sobre las ruidosas y nocivas voces divisorias de los mezquinos intereses propios.

 

*Porque sembraron viento, y torbellino segarán....Hosea 8